viernes, 5 de septiembre de 2008

Mensaje del Señor Arzobispo - Visita Ad Limina Apostolorum


VISITA “AD LIMINA APOSTOLORUM”

Con alegría les escribo esta carta, queridos arquidiocesanos, para compartir con ustedes algunos informes sobre la “Visita ad limina Apostolorum”. Cada cinco años los Obispos en todo el mundo visitan al Santo Padre reviviendo una costumbre bimilenaria que tiene por objetivo llegar hasta el “umbral de los apóstoles Pedro y Pablo”, es decir, a Roma, donde ellos ejercieron gran parte de su misión evangelizadora hasta dar su vida como testimonio de fidelidad a Jesucristo.

Esta práctica ya la encontramos en los Hechos de los Apóstoles. Sabemos que Pablo y Bernabé fueron a Jerusalén para encontrarse con los Apóstoles y presentarles una situación surgida entre los paganos convertidos al cristianismo (Hechos, 15, 1-19). Pablo visitó a Pedro en dos oportunidades (Gálatas 1, 18 ss.). Pedro se establece finalmente en Roma y desde entonces se mantiene la Sucesión Apostólica hasta nuestros días.

En estos 26 años de misión episcopal cada “Visita ad limina” ha dejado una marca imborrable en mi vida de obispo. Las visitas, cuatro en total, durante estos años fueron con Juan Pablo II. Una vez como obispo auxiliar y tres veces como obispo castrense. Dios mediante, esta quinta visita será con Benedicto XVI, en el sexto año de mi misión episcopal en la Arquidiócesis de la Santísima Asunción.

Encontrarse con el Papa es encontrarse con Pedro, el primero entre los Apóstoles. La fe nos permite tener esa experiencia, vivenciar el hecho bíblico cuando Pedro recibe el mandato de apacentar las ovejas, de unirlas, de mantenerlas en el amor fraterno, y para recibir el don de Dios que Jesús le otorga para perdonar o retener los pecados. Con Juan Pablo II, ocupaba la Sede de Pedro. Él era el Vicario de Cristo en la tierra. El encuentro personal con el Santo Padre es lo más importante en la visita ad limina, porque uno llega hasta los orígenes de la vida cristiana.

La visita a los sepulcros de Pedro, en el Vaticano y de Pablo en la Basílica que lleva su nombre, además de las celebraciones litúrgicas en la sede pontificia del Obispo de Roma en San Juan de Letrán y en la Basílica de Santa María la Mayor, constituye un elemento importante en la vivencia del misterio de la Iglesia de los primeros tiempos y que se prolonga hasta nosotros hoy. Desde allí miramos con esperanza hacia la Jerusalén celeste, meta de la vida una vez terminada la peregrinación por este mundo.

Finalmente, la visita a los diversos Dicasterios, u oficinas que ayudan al Santo Padre a realizar su misión como Pastor de la Iglesia Universal, nos ofrece la oportunidad de expresar nuestras experiencias pastorales en el Paraguay y recibir la riqueza de las variadas y siempre esperanzadoras de la Iglesia Universal. Desde el lunes 8 hasta el sábado 13 de setiembre estaremos visitando las oficinas de la Sede Apostólica. Concluimos la Visita con una audiencia general con el Santo Padre.

Ruego a todos los fieles de la Arquidiócesis nos tengan presentes en sus oraciones para que esta visita sea una experiencia viva del encuentro con Jesús, el Buen pastor y con el Sucesor de Pedro. Oren también por el Santo Padre, manifiéstenle un amor filial por medio de la oración. Prometo mis oraciones diarias por el bienestar espiritual y temporal de mis queridos sacerdotes, diáconos, religiosos y religiosas, seminaristas, laicos y laicas, empeñados en llevar con entusiasmo la misión de construir el Reino de Dios en el Paraguay.

Con sincero afecto de Padre y Pastor les bendigo de corazón.


+ Pastor Cuquejo
Arzobispo de la Santísima Asunción

Asunción, 4.09.2008

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